Una significativa celebración para honrar el festejo de We Tripantu que marca el cambio de estación en la entrada del invierno, congregó en la escuela rural de Huyar Alto a los establecimientos de San Javier, Tolquien y Huyar bajo.
El ritual que tradicionalmente se lleva a cabo entre el 21 y el 24 de junio, fecha en que el Estado de Chile instaura el Día Nacional de los Pueblos Originarios, da la bienvenida a la estación invernal, momento en que la tierra inicia su periodo de descanso. También una invitación a que todas y todas los participan de los festejos, ruegan por su bienestar y por el regreso del sol que sembrará la primavera.
El ceremonial de la Ñuque Mapu, fue oficiado en Huyar Alto por el Lonko de Yaldad, Cristian Chiguay quien en su bienvenida destacó la importancia que los niños despierten en sí mismos la memoria ancestral en rituales que como este, ordena el transcurrir de las épocas del año. «Este es un aprendizaje vivencial de muchas temáticas estudiadas en el aula para entender la geografía, la cosmovisión originaria y las ciencias naturales», explicó a los presentes el Lonko del Consejo de Comunidades de Quellón.
La actividad organizada en la escuela de Huyar, estuvo a cargo de la maestra de interculturalidad en las escuelas municipales de Huyar Alto, Huyar Bajo y Tolquien, Fanny Huenteo, quien junto a las directoras de los respectivos establecimientos de Huyar Alto y Bajo, Marcela Subiabre y Adriana Santana y el invitado especial de la Escuela de San Javier, maestro Luís Gómez, ofreció a los vecinos y vecinas, padres y apoderados, un despliegue de danzas y cantos de usanza ancestral, que en sus cantos y arengas iban narrando la cosmovisión wuilliche.
Al respecto la maestra Fanny Huenteo acotó: «El Programa de lengua y cultura Indígena que se promueve desde el MINEDUC en aquellas localidades donde confluyen un alto porcentaje de población intercultural, abre la necesidad de recuperar estos aspectos de gran valor para nuestra cultura actual. Su arraigo a la tierra nos relaciona directamente con la manera en que conformamos nuestra visión del mundo y sus ordenanzas, son creencias donde el eje se centra en el respeto y el mayor de ellos es el cuidado que le debemos a nuestra madre tierra, dadora de toda la vida que nos rodea”, concluyó la educadora tradicional.